Hoy fui a visitar a Felipe, estoy feliz... Ipe, como le dice su papi, está bárbado. Recuperó peso, el pelo está brilloso, corre, salta, la cicatriz esta cerrando muy bien, sale a pasear con su papi varias veces al día por la plaza. No hay duda que son unos adoptantes que valen oro. Ojalá a todos le tocaran adoptantes como estos chicos y no como la perrita abandonada por su propia dueña atada a una piedra un 31 de diciembre.